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domingo, 5 de febrero de 2012

Que me has traío tú, Estrella, los recuerdos de Pastora, de Pepe Pinto y de Tomás

El viernes santo en Sevilla
la de los peines está en los balcones
ataviá con la mantilla y el pelo lleno de flores
Pastora está en un balcón
la Macarena se para enfrente
se oye un hilillo de voz
un hilillo de voz muy fino
que se quiebra con el aire
y las gitanas se tiemplan
los cirios le bailan el cante
Domingo frío. Todo el mundo habla de eso. Del frío. "Ay ese frío que viene de la gran Siberia". Pues sí. Pero aquí con mi estufita y mi mantita yo no me acuerdo del frío. Me acuerdo de la voz vibrante del otro gran producto de la casa Morente. Y, como ya he dicho en otras ocasiones, no soy gran amante de las Sevillanas, pero algunas, las que están bien hechas y bien cantás, bienvenidas sean. Hubo, recuerdo, quien criticó esta sevillana de la Estrella, porque según decían intentaba hacer cierta comparación entre ella misma y Pastora. Yo no veo esa comparación, ni esa maldad, por supuesto, ni ese egocentrismo. Para nada. Yo veo un precioso homenaje a esa otra grandísima del cante. De otra mujer, de otra grande, que no se pueden comparar porque son diferentes, como todos somos diferentes, por mucho que se pretenda en estos tiempos que no lo seamos. Sí, amigos, por suerte somos diferentes. Y qué maravilla de diversidad. Que viva la diferencia, porque en ella está la belleza de cada uno de nosotros.
Que esa garganta de oro tenía que estar bendecida
por todos los santos del cielo
lo guardan como un tesoro
y a veces se escucha en el universo

Qué pena qué pena,
Señor del Paño qué pena
el no haberte conocío
no haberte escuchao cantar por cartaganeras
qué pena qué pena,
Señor del Paño qué pena.

qué fue lo que cantaste
que todavía están soñando miles de estrellas
miles de astros
qué voz más bella

La mejor de todos los tiempos
es su cante la veleta
la que disloca a los vientos
los lleva hasta el reino de ella.

De tus suspiros niña, qué emanan.
Qué emanan,
que a mi me quema el aire
la llama de tu garganta.

Mi voz no te conocía
nací y en mis sueños estabas
viendo que te encontraba
tu voz me sirvió de guía
y era yo presa del alma

Esta noche me ha traío
una brisa tu cante
Tu cantar,
que me han llegao a mi los aires de otros tiempos y los quiero yo guardar
que me has traío tú, Pastora, los recuerdos de Pepe Pinto y de Tomás

De Tomás,
La Alameda, la Campana
la saeta y la toná
cuatro puntales sostienen los reyes de la soleá

Ni el sol
ni el lubricán de la tarde
ni el sol despiertan tanta hermosura como el metal de tu voz.

1 comentario:

Pedro Delgado dijo...

Esa garganta de oro, bendecía o no; esa voz de duendes, la mejor voz femenina de la historia del cante flamenco; esa voz declarada de Interés Cultural por la Junta de Andalucía...

Todavía no ha sido igualada ni supoerada hasta hoy.